martes, 7 de septiembre de 2010

Que leo cuando escucho ...

Los siguientes son extractos transcriptos por el Diario Clarín del 04/09/2010, tal vez textuales de declaraciones de Héctor Mendez sobre la declaración de la presidenta anunciando que aceptaba la invitación hecha por la UIA.
“Es una señal extraordinaria, en este tiempo que en lo que hace falta son señales(sic)”.
“La verdad es que no funciona seguir subiendo la presión , yo no soy el enemigo -continuó el directivo, en diálogo con Clarín-. Puede haber opositores con pensamiento distinto, pero nosotros no estamos con unos ni con otros, tenemos que respetar la pluralidad que tiene la UIA”.
“Me parece muy bien -continuó Méndez-. Pero claro, nadie podía argumentar que hace falta mas diálogo, como veníamos haciendo, y después ponerse en el vereda de enfrente, no? Yo no soy politico y no me interesa de ninguna manera el conflicto en si mismo, sino defender los intereses del sector. Somos una corporación, claro, que quiere que le diga, pero a mí mis colegas me eligen para defender los intereses de corporación industrial”.
“Lo de la Presidenta es muy valioso, en un momento en lo que hace falta son señales ”,
Puede que en mi funcionen enormes prejuicios respecto de los dirigentes empresarios y lobbystas, tiendo a leer otra cosa aparecen sus declaraciones. Y por supuesto se me abren interrogantes.
El tono aprobatorio de Héctor Mendez respecto de la aceptación presidencial es al menos impropio. La autoridad que por soberanía del pueblo tiene la Sra. Presidente hace innecesaria tal aprobación.
Pero pensemos otras derivaciones de la aprobación corporativa, como así se define a si mismo el Sr. Mendez.
Si no hubiera aceptado, hubiera sido una mala actitud de la presidente? Cuáles son las famosas “señales” que integran la aceptación a una cena protocolar que ocurrirá dentro de 2 meses.
Es mas importante una cena que toda las política desplegada por el estado para favorecer la exportación de productos industriales, el sostenimiento de la demanda, del tipo de cambio, la inserción de la Argentina en los contextos políticos internacionales, las obras de infraestructura, el apoyo a la niñez marginal, la inversión en ciencia.
El dialogo debe ser del modo que las corporaciones lo proponen. Es decir que quienes conducen el país no pueden ofrecer a la sociedad otra opción que la que las corporaciones construyen en favor de sus intereses. Si no es así no es dialogo, es autoritarismo.
La condición de opositores que se han sabido construir las corporaciones ha servido para esconder no sólo su condición de lobbystas, sino la de vulgares ajustadores de las políticas públicas a sus necesidades de ganancias grandes y rápidas.
Estas últimas no son en si mismas criticables, sino por el modo en que son expuestas y desplegadas.
La corrupción, el apriete, la influencia desmedida puestas por encima de la razonable definición de política estratégica que los dirigentes políticos hagan y el país necesite.
Entonces leo “Lo de la Presidenta es muy valioso” y escucho “Nuestra aprobación es necesaria para que todo esté tranquilo y sólo estará tranquilo en la medida que a nosotros nos sirva”.
Entonces, ser empresario no significa ser lobbysta. Ser lobbysta no significa ser factor de presión . Ser factor de presión no significa encarnar el interés público y mucho menos el bien común o el inhallable “sentir nacional”.
Por esto cuando leo aprobación, escucho condicionamientos. Cuando leo dialogo, escucho mas condicionamientos y reclamos políticos no transparentes.